El uso del calor para conseguir la reordenación de la estructura, el ablandamiento y/o la eliminación de tensiones internas en los materiales (generalmente en metales), se denomina recocido.
Al someter a un metal a un tratamiento mecánico, sus propiedades físicas se alteran.
Mediante el recocido calentamos el metal hasta una determinada temperatura y después lo dejamos enfriar muy despacio.
Con frecuencia ésto se consigue apagando el horno con los metales dentro, así la temperatura irá disminuyendo poco a poco.
Cuando el metal llega a la temperatura ambiente el proceso habrá finalizado.
Al combinar secuencias controladas de trabajo en frío y recocidos se obtienen metales con las propiedades necesarias según la finalidad del producto.
El alambre de cobre se puede doblar en formas curvas y siempre mantiene su forma, esto es debido a su estructura cúbica cristalina.
Tras someter al cobre a doblado o mecanización, su estructura sufre alteraciones que comprometen sus características físicas, mediante el recocido se produce una reordenación estructural del material que le devuelve sus cualidades y lo hace más fácil de trabajar.
A la hora de comprar cable de cobre tenemos que considerar que el fabricante haya aplicado todos los procesos de fabricación, incluyendo el recocido, con unos estándares de calidad que nos permita tener la garantía de que el producto satisfará nuestras expectativas.