Cuando hablamos de CPR (Construction Product Regulation), estamos refiriéndonos a un reglamento europeo que homologa los materiales utilizados en la construcción, tanto de obra civil como de edificios.
En el caso de los cables se trataría sólo de los que se incorporen de forma permanente a la construcción.
La norma especifica que se trata, básicamente, de cables utilizados para las instalaciones de alimentación, control y comunicación de los edificios.
Podemos entonces aclarar que todos los cables fuera de este ámbito quedan exentos del cumpliento de la CPR.
Por ejemplo, cables de conexión de aparatos, cables de ascensores y montacargas, cables de automoción, y en general, cualquier cable que no se incorpore de forma permanente formando parte integrante del proyecto de construcción.
Es obvio que aunque estos cables no se vean afectados por la CPR deben seguir respetando cualquier otra reglamentación que les afecte en cada caso.
La CPR, en general, considera varios aspectos respecto de las prestaciones y la calidad de los materiales de construcción, sobre todo en cuestiones relacionadas con el riesgo para las personas, la salubridad y el medio ambiente.
En el caso de los cables el único que se tiene en consideración es la respuesta al fuego.
La CPR entró en vigor en Julio de 2016 y establece un periodo transitorio de adecuación para los fabricantes hasta el 1 de Julio de 2017. a partir de esta fecha todo el material suministrado por los fabricantes tendrá que estar adaptado a la norma.
En principio todos los agentes relacionados con la fabricación y suministro estaban obligados a estar adaptados a la norma con fecha 1 de Julio de 2017, sin embargo para evitar grandes problemas al sector de la distribución de material eléctrico, se permite la venta de cables que se encuentren en stock de mayoristas y distribuidores, como se explica en esta nota aclaratoria del Ministerio de economía, industria y competitividad.
La norma afectará al marcado, etiquetado y documentación técnica de los cables, estableciéndose categorías que van de la A a la F de una forma análoga al certificado de eficiencia energética pero, en este caso, establecemos un nivel de respuesta al fuego siendo la A la mejor y la F la peor.
Puedes descargar información completa sobre el marcado y la documentación en este enlace y en este vídeo explicativo.